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Al visitar muchos bufetes de abogados un detalle salta a la vista: las secretarias y recepcionistas son siempre, o en una abrumadora mayoría de casos, mujeres. No es una norma escrita en piedra, pero es evidente que son ellas las que organizan las visitas y las agendas, descuelgan el teléfono, dan la bienvenida en planta y ofrecen café. Y por contraste –y por pura estadística– es más probable que sea un socio (hombre) quien comande la reunión de turno. Porque solo el 23% de los sillones de la sociatura, el escalón más alto de la demandante jerarquía de los bufetes, lo ocupan mujeres, según el último análisis elaborado por CincoDías en marzo.
En cambio, las memorias de sostenibilidad de los mayores despachos nacionales, donde las firmas desmigan interesantes detalles sobre su gestión interna, reflejan que existe una acentuada feminización en la base de la pirámide. En los puestos de gestión y apoyo de oficina ellas son 9 de cada 10.
El esquema clásico donde ellos mandan y ellas auxilian, a pesar de los evidentes avances, se resiste a morir. Para muestra, un botón: Cuatrecasas cuenta con 137 secretarias y un único secretario. Pérez-Llorca tiene 60 secretarias y 3 secretarios, mientras que Gómez-Acebo & Pombo suma 46, todas mujeres. Garrigues y Uría Menéndez, las dos firmas más grandes, no incluyen esta información en sus informes y declinaron facilitar el dato.
En estos documentos también se refleja el rango de sueldos de estas profesionales. El salario medio de una secretaria de bufete de élite ronda los 35.000 euros anuales. En Gómez-Acebo & Pombo se sitúa en 35.760 euros; en Cuatrecasas, las secretarias de menos de 30 años cobran unos 25.847 euros, mientras que las mayores de 50 años pueden llegar a los 37.608 euros. Pérez-Llorca, por su parte, no detalla esta información.
La presencia mayoritaria de mujeres en puestos de gestión documental y auxilio de oficina no es un fenómeno exclusivo de la abogacía. Según el Instituto Nacional de Estadística, en el conjunto de las empresas españolas, el 61% de quienes desempeñan tareas administrativas y de apoyo de oficina –engloba recepcionistas, asistencia a dirección o auxilio documental– son mujeres.
Sin embargo, “en el sector legal, en el 95% de los casos, las secretarias son mujeres”, afirman Juana Molina y Raquel Berneburg, headhunters de la consultora de talento LHH. “Los despachos no piden explícitamente mujeres”, aclaran, pero reconocen que el mercado laboral es “mayoritariamente femenino”, y ello “perpetúa la tendencia”. Aun así “cada vez hay más hombres que les apasiona el soporte ejecutivo”, aseguran.
Formación. La formación en escuelas de secretariado de prestigio es una ventaja muy valorada por los bufetes. “Cada vez es más habitual que los candidatos tengan másteres relacionados con relaciones internacionales, gestión o administración”, constata Mila González, especialista en contratación de personal de IurisTalent. En ello coinciden Juana Molina y Raquel Martina, de la consultora de contratación y selección de perfiles LHH, que remarcan la importancia de contar con cursos de “secretariado, administración o gestión documental”.
Carreras. Por el contrario, haber estudiado Derecho no es un requisito que las firmas suelan exigir. Esther Ahumada, responsable de selección de DLA Piper, explica que la mayoría de secretarias cuentan con estudios de grado de ramas variopintas como “educación primaria, filología inglesa, administración o traducción”.
Idiomas. Lo común es exigir un nivel alto de inglés, al menos un C1. También valoran hablar un segundo idioma.
Ofimática. Buscan manejo avanzado de software como Word, Excel, Outlook, gestión documental, legal y de facturación y manejo de bases de datos.
‘Soft skills’. Se valoran especialmente las habilidades sociales, “saber priorizar, ser multitarea, tolerar el estrés y manejar situaciones delicadas con diplomacia y profesionalidad”, resume González.
Tradicionalmente, las secretarias en los bufetes han asumido un rol de asistenta personal de los abogados: eran ellas las que gestionaban el papeleo, transcribían reuniones, gestionaban el correo o palaban a limpio las notas a vuelapluma de los letrados.
Muchas de estas labores han desaparecido. Lo que no quiere decir que las secretarias hayan perdido peso en los despachos. “La realidad es que es una profesión que sigue resultando clave para el negocio y ha evolucionado”, afirma Esther Ahumada, responsable de recursos humanos de DLA Piper en España, donde hay 11 secretarias y un secretario, con un sueldo medio de 36.000 euros.
“Ahora son facilitadoras. En el sector legal han dejado de encargarse de las copias, las transcripciones, la redacción de cartas, el control de gastos o la elaboración de informes de facturación, por la automatización de sistemas y la reducción del papel”. Por el contrario “se han convertido en figuras esenciales. Su capacidad de generar confianza y mantener la confidencialidad las distingue; manejan información sensible con absoluta discreción y su presencia aporta cohesión y equilibrio. Son un punto de referencia y de soporte técnico y humano”, señala Ahumada.
“En el pasado las secretarias funcionaban como una suerte de ‘guardianes’ de los socios, filtrando llamadas y controlando en mayor o menor medida el flujo de información hacia el despacho”, recuerda Nerea de Antonio, responsable de recursos humanos Freshfields en España. Labores que, en esencia, han absorbido los teléfonos y las agendas digitales.
Ana Valle y Miriam Puebla son secretarias de inmobiliario y mercantil de este bufete. Ellas atestiguan que queda lejos la imagen donde las secretarias hacían las veces de asistentas personales, con una estrecha relación con la familia del socio y que se limitaban a organizar la agenda, gestionar vuelos, o reservar hoteles y restaurantes.
“Los socios muy frecuentemente introducen y revisan sus propios compromisos. Ahora las secretarias actuamos como facilitadoras, pero no como gestoras del tiempo de los jefes”, remarca Valle. “Las exigencias laborales, que antes podían llegar a ser intensas y con jornadas largas, ahora son equilibradas, permitiendo un mayor grado de descanso y conciliación”, agrega Puebla.
Los números constatan que ni la inteligencia artificial ni los programas de gestión profesional están sustituyendo a las secretarias. Más bien al contrario: Cuatrecasas pasó de 178 a 190 secretarias en el último año y Pérez-Llorca, de 43 a 63. De los tres, solo Gómez-Acebo & Pombo redujo su plantilla de secretarias, de 44 a 40.
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